martes, 27 de enero de 2009

La Puerta trasera del paraíso


Reseña.-

Se trata de una novela realista que acerca a los lectores al problema actual de la emigración y ayudará a descubrir en toda su complejidad la dimensión humana de este fenómeno social.

" Desde el primer momento, Ahmed descubre en los ojos de Joaquín la mirada del desierto y una sólida e intuitiva complicidad surge entre ellos. Ahmed ve confirmados sus presentimientos cuando descubre en la habitación de Joaquín la foto de una mujer árabe a la que identifica con la esposa de su mejor amigo y a quien el chico recuerda como su niñera"

En la búsqueda de su identidad Joaquín( Brahim hijo) encuentra a un padre gravemente enfermo y años más tarde acude al Sáhara , a la tierra de sus padres, a ver un atardecer en el desierto.
Junto al protagonista( Joaquín- Brahim) aparecen personaje principales como Ana, la madre adoptiva, Mario, su mejor amigo, Brahim, su padre bilógico y Ahmed, sahariano y amigo de su padre.
Junto a otros personajes secundarios o personajes fallecidos, aparecen unos personajes colectivos que interactúan continuamemte: Musulmanes, occidentales, la familia como institución y los inmigrantes.

En toda la obra destaca la búsqueda de la identidad y la relación de amistad entre los personajes, todo ello en unos espacios reales, Barcelona y el desierto del Sáhara, y con una trama rabiosamente actual y contemporánea, adquiriendo así la novela un tratamiento realista con una técnica narrativa moderna que podemos calificar de cinematográfica. Novela comprometida y de grandes dosis de realismo y profundo humanismo, en donde los personajes son redondos o planos ya que asumen contradicciones y dejan emanar entre ellos una convivencia intercultural , un tema de plena actualidad que día tras día aparece en prensa o medios de comunicación.

La obra se estructura en once capítulos titulados, de los cuales los dos primeros constituyen la presentación, los dos últimos forman el desenlace, y los restantes componen el nudo, todo ello resuelto de una forma compleja por la utilización que hace el autor de la técnica cinematográfica del flash back.
Por último reseñar algunas connotaciones lingüísticas del libro como algunos extranjerismos
( troupe, cowboy thriller), lenguaje típico del SMS, un código tan difundido entre los jóvenes
( Necesit contart algo k t dejar ko. T spero n Xrt).
La descripción es una técnica importante en la novela( la desaparecida Khassar), que da paso a abundantes recursos como la metáfora, la hipérbole o la personificación( " la ciudad estaba dormida aún")
En suma, un libro interesante y digno de estar en los programas de lectura de 1º o 2º de ESO.

lunes, 26 de enero de 2009

FRASES

"Lo peor no es la maldad de los malos , sino el silencio de los buenos"
( Luther King)

"El silencio hace que hasta los necios parezcan sabios durante un minuto"
("El juego del ángel)

"El primer paso para creer apasionadamente es el miedo. El miedo a perder nuestra identidad, nuestra creencia. El miedo es la pólvora y el odio es la mecha"

"La poesía se escribe con lágrimas, la novela con sangre y la historia con agua de borrajas"

"La inteligencia con la que naces es simplemente munición. Para llegar a hacer algo con ella es necesario que transformes tu mente en arma de precisión"

domingo, 25 de enero de 2009

Diálogo .- Estilo directo: Diálogo entre los personajes del dibujo,


- ¡Madre del amor hermoso! De dónde ha salido usted alma de Dios - le dijo el guardia-. Se da cuenta de la infracción que ha cometido.
- Pues....sí más o menos me doy cuenta - le contesta el conductor-. Si la multa es tan larga como el papel....
- Si hasta me ha dejado desmotorizado - vociferó el guardia.
- Es que me fallaron los frenos -replicó el conductor.
- Los frenos se los voy a poner yo a su cartera, a su carnet de conducir y a las ganas de andar como un loco- le repuso el guardia-. A partir de ahora, a pie... ¡como yo!
- Lo peor será cuando se entere mi mujer - susurró el conductor -. El coche era suyo...
- Ah sí.... Unos eurillos más por andar sin la documentación, sin seguro, sin vergüenza, sin cuidado. En total unos 1.200 € .. ¡Menuda bromita! - le dijo el guardia.
- ¡Madre mía! qué barbaridad! ¡Adiós vacaciones! Lo que me espera al llegar a casa..... -gemía el conductor.
- Bueno, he terminado. Espero no volverlo a ver por la carretera, usted es un peligro - repuso el guardia.
- La verdad es que no me quedan muchas ganas-le contestó el conductor-. ¡ Cómo no me toque……. La primi…!

Texto descriptivo.- Pase Pontiñas


A lo lejos se ve el paisaje. Un valle serpenteante que se extiende a ambos lados del puente y que camina en la lejanía. Su vegetación difumina el paseo y señala los claros en los que el sendero se convierte en protagonista. El riachuelo sortea las raices de los árboles y se desliza parsimonioso hacia su destino. Es el paseo del Pontiñas, refugio de viandantes , sendero de cicloturistas y hogar de paseo.

La frondosidad de sus árboles, como guardianes de camino, acompaña al caminante solitario por una ruta de continuas alamedas, mudas, llenas de parsimonia y silencio. Sus puentes de madera señalan el camino, serpenteando sobre el riachuelo con subidas y bajadas como toboganes de un eslalon en una ruta de placer. Fiel acompañante del sendero, el río e convierte en caminante de murmullos y cantares, dueño de palabras y señor que riega las raices de los árboles y las hierbas del camino.

El murmullo, ensordecedor, monótono, cadencioso y sereno del agua, tan sólo se interrumpe por pequeñas cascadas que como trampas le entorpecen su deslizar. De vez en cuando se oyen las voces de la gente, un chillido de un niño, o los susurros de dos enamorados que confiesan con palabras su amor duradero. Con los trinos , agudos y cantarines, nos sorprenden a menudo los pájaros que se acercan para dejar constancia de su presencia.

El camino se contagia del olor a hierba fresca, mojada por la savia húmeda del río y perfumada, sin tino, por aromas pestilentes . Nos inunda por doquier un aire fresco que purifica nuestro aliento y da alas al caminante en su peregrinar sin rumbo. La tierra pisada, la tierra que huele a aromas eternos, hecha de barro y polvo del camino; siempre húmeda, siempre seca, siempre hambrienta.

El camino nos permite el cálido contacto, el toque y el roce con el paso del tiempo a través del tronco de los árboles, de la madera de vallados y petriles de los puentes. Tocamos la suavidad de las plantas, la rugosidad de sus tallos, la dureza de sus cortezas que sangran por heridas de maltrato y melancolía. Pisamos la tierra, endurecida por el tiempo, rasgamos sus entrañas y notamos sus estrías forjadas por el agua.

El camino, el sendero, ruta de caminantes, paisaje y recinto de sensaciones y refugio de amantes del paseo, de la naturaleza y de la tranquilidad.

Texto narrativo. EL GRAN DESAFÍO


El gran desafío

Los latidos de la selva no se oían aquella mañana de primavera. Los primeros rayos de sol comenzaban a atisbarse por entre las copas de los frondosos árboles y una leve capa de rocío inundaba el suelo cubierto de hojarasca. En la tribu de los leones reinaba el silencio roto tan sólo por leves retozos de las crías.

Gran Sultán, actual rey de la selva y jefe de la tribu, dormitaba junto a Dacia, su compañera y madre de Roko, el león primogénito de la familia. Todos ellos eran muy respetados en la selva y desde hacía muchos, muchos años , un miembro de aquella familia era proclamado Rey de la Selva. Nadie osaba desafiar su poder. Aquella mañana del mes de marzo, como cada año, desde tiempos inmemoriales, debería producirse el Gran Reto: el desafío al Rey. Era una costumbre, y como tal había que cumplirla. Pero aquel año iba a ser diferente, porque el desafío lo iban a protagonizar padre e hijo: Gran Sultán y Roko.
La pelea era a muerte, sólo podría haber un Rey. El drama se respiraba en el ambiente, nunca en la selva se había celebrado un combate de tal calibre.
A las doce del mediodía y en el descampado central, el elefante Orejudo, juez de la contienda, y al sonido del tan-tan del gorila daría la señal de inicio del gran combate. De todos los confines acudirían los tigres, las panteras, las altivas jirafas y hasta las diminutas ardillas. Todo estaba preparado. En el ring de la selva iban a medir sus fuerzas el gran Rey León y su hijo para proclamar al nuevo Rey.

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Llegada la hora, ambos protagonistas y al son de chirridos, palmoteos y los más diversos gritos se presentan a la cita. Orejudo dicta las normas : combate a muerte. Con su trompa dictará sentencia. Su trompa arriba indicará vida, trompa abajo indicará muerte. Cual circo romano, comienza la pelea; la tensión se corta con un cuchillo, las ardillas tapan los ojos por el miedo, los monos de rama en rama muestran su nerviosismo, mientras los tigres permanecen impasivos ante tal evento.
Ante los vítores de los presentes entra en liza Gran Sultán, es el Rey, su gran melena lo demuestra. Altivo, debe demostrar su gran categoría, a pesar de aquel día no es alegre para él. Se va a enfrentar a su hijo que ya aparece a su espalda entre los vítores de sus amigos. Ambos se miran y en sus ojos se vislumbra una mirada de cariño teñida con la sangre de la fuerza.
Primeros compases, primeros amagos, primeros zarpazos, primeras miradas de asombro entre los espectadores. Roko es el primero en lanzar el ataque, está nervioso, inquieto, sabe que se enfrenta a un gran rival y además es su padre, a quien ha visto pelear tantas veces y siempre vencedor. No quiere que el miedo le atenace y está decidido al ataque. Enfrente el Gran Sultán espera, tiene experiencia, sabe esperar el momento y además conoce a su hijo. Sabe que es muy fuerte, por sus venas corre su sangre, pero también conoce sus debilidades.
Tras instantes de tanteo, se inicia la pelea. Manotazos, zarpazos, rasguños, desgarros, revolcones,… el suelo se mancha con las primeras gotas de sangre. Orejudo está impertérrito, sabe que no debe intervenir, allí hay algo más que una pelea, está el honor y eso, entre los animales, es algo sagrado. Por los alrededores no se oye nada, el silencio expectante reina por doquier. Todos saben de la valentía de los protagonistas y nadie se atreve a decantarse por uno de ellos. Sin embargo, en el escenario hay otra protagonista, callada, triste y al mismo tiempo orgullosa: Dacia, compañera de Gran Sultán y madre de Roko. Cada rasguño, cada herida, cada gota de sangre que brote en el descampado le sale a ella del alma, pero al mismo tiempo la llena de orgullo, porque es su sangre y es su amor.
Tras segundos de pelea, sus cuerpos ya están exhaustos, entre jaleos dan lo último de sí, las zarpas ya no se mueven con rapidez , pero siguen siendo como unas mazas que derribarían a cualquiera menos a ellos. Los dos siguen de pie y no se sabe como, tal es la violencia del combate. En un instante, parece tambalearse Roko ante el asombro de los presentes. Jadeantes, cansinos, siguen en liza tambaleándose.
De pronto, como una ráfaga de viento enfurecido, las manos delanteras de Roko se abalanzan al pecho de Gran Sultán y lo derriban al suelo con tal violencia que este queda inconsciente. Es entonces cuando el hijo se abalanza sobre su padre y con la boca abierta y teñida de sangre amenaza la yugular del Gran Rey.
Aquel segundo se hizo eterno. La trompa de Orejudo no se movía, por primera vez en los ojos de Gran Sultán se vio la muerte y en los de Roko la sangre de victoria se mezclaba con una lágrima de tristeza. Bajo su mirada asesina tenía al Rey que era su padre, tenía a quien él había admirado más en su vida, a quien él quería tanto y dudó….
Fue tan solo un segundo, tiempo suficiente para que Gran Sultán con un movimiento de costado, aquel que tantas veces le había salvado en momentos críticos, doblegara a Roko y con una llave de muerte le tenía atenazado. Orejudo ya iniciaba con su trompa su movimiento de muerte, el gorila comenzaba a tocar el tan-tan fúnebre y los tigres iniciaban su marcha, tranquilos, como si ya supieran lo que allí iba a pasar.
Una vez más, Gran Sultán había dado una lección de valentía, de saber luchar hasta el último aliento, de saber esperar el momento decisivo; tenía a su merced a un valiente león que le había retado y que había estado a punto de derrotarlo y además era su hijo.
Fue entonces cuando apareció en escena el otro gran protagonista, que hasta aquel momento había pasado desapercibido. Dacia, la leona madre, la leona, compañera fiel y trabajadora, la amiga inseparable hizo acto de presencia, señorial, majestuosa, desafiante, provocadora. Todos quedaron extasiados ante ella. Orejudo no daba crédito ante la situación.

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Paso a paso, tranquila, se aproximó a los contendientes, se plantó ante ellos y con una mirada de cariño, tierna, serena, pero al mismo tiempo, justiciera e implacable, zanjó la cuestión.
Con un movimiento de cabeza hizo que Gran Sultán le siguiera y ambos como una pareja triunfal se fueron deslizando por el descampado. Al llegar junto a Orejudo no le hizo falta hablar. Había un nuevo rey en la Selva, Roko, y dos padres emocionados y orgullosos de su hijo se retiraban para vivir felices juntos el resto de sus días, sabiendo que la selva tendría un gran Rey.
Una vez más la ley de la naturaleza había dictado sentencia. Todos los allí presentes organizaron una gran fiesta para homenajear al nuevo rey, a la que acudieron, por cierto una pareja de enamorados que no quería perderse tal suceso, no en vano quien iba a ser coronado rey era su hijo. Gran Sultán tenía como premio las caricias de Dacia y la mirada, en la lejanía, de Roko con una lágrima de cariño hacia su padre.

FIN